Realizando un poco de limpieza, encontré la caja que hace un tiempo por propio decreto la categorize como desaparecida, levanté la tapa y ahí estaba, justo un día antes de mi cumpleaños 65, increíble.
La cara del tío Martín de estatura pequeña, un hombre gigante en mis recuerdos, que se trabó en lucha con mi viejo por hacerme simpatizante de la camiseta contraria, pero claro a pesar de los esfuerzos ganó mi viejo con la amenaza en los labios.
El tío que me enseñó como se trata a las mujeres, antes y después de lo que ya sabemos. El mismo que pasó noches enteras intentando meter en mi cabeza porque había que tirar talco para bailar el pata-pata. Y si, ahí estaba con su hija Adriana realizando los mismos movimientos que hasta hace poco me los inculcaba y obviamente yo no me podía perder ese momento.
Resulta extraño pero agradable saber que una imagen realiza un recorrido fantástico por mi vida, ahora en el momento de mi retiro, del descanso merecido, luego de formar una base para mis hijos.
Sinceramente me encuentro con sentimientos encontrados en este momento de mi existencia, siento que ya culminó y al mismo tiempo comienza. No se bien que hacer, esta imagen en blanco y negro pero con mucho color en mi recuerdo, si hasta tengo presente el pantalón marrón tornasolado en amarillo me quedo grabado, decido tomar la agenda llamar a cada número que se encuentra en ella y salir corriendo a esas farmacias que ahora simulan un Shopping pequeño, saco la billetera y con el comprobante en mi mano cancelo los 10 frascos de talco, para volver a festejar……….Pero antes claro.. a comprar el ultimo Long Play de Miriam Makeva.
emanuel gonzalez
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