martes, 31 de julio de 2012

Había una vez...


Había una vez una niña que tenía tres loritos o mejor dicho dos loritos y  una lorita.
Los loritos se llamaban Pepe y Arturo y la lorita Pepa.
 La niñita, los cuidaba esmeradamente pero la mamá no era tan afectuosa con los bichitos, en una palabra no los quería y eso marcó mucho el carácter de la púber.
Hoy, ya grande, esas diferencias con su progenitora la llevaron a convertirse en la Señora NO.
Pero volviendo al principio, debo decir en honor a la verdad, que Pepe y Pepa fueron la primera pareja y luego del fallecimiento de Pepe apareció Arturo a ocupar su lugar.
Pepe era un loro militante. Si, acertó, era de la resistencia peronista, cantaba la marchita. Pero la militancia de Pepe lo llevo a apartarse de su pareja por diferencias políticas.
Pepa, olvidando sus orígenes era  de la UCD y tenía veidades de Mirlos cantores y no dejaba al pobre Pepe acercarse a menos de un metro.
Pepe como buen peronista, era de participar en actos masivos, pero al estar preso por la dictadura de la niña carcelera, que lo quería para ella sola no podía participar y sufría mucho.
Ver a las bandadas de cotorritas y loros parlanchines volar a la plaza de Mayo para desocuparla de las palomas, cantando la marcha y no poder volar hacia allá, lo llevó a hacer una huelga de hambre que lo debilitó mucho.
Cuanta más cotorritas veía mas sufría. Comenzó a arrancarse las plumas y así continuó hasta que un día la malvada madre de la niña lo dejo a la intemperie y Pepe murió de neumonía.
Pepa lejos de ponerse triste empezó a cantar: Se murió, se murió la lora que ……...
Pero la alegría de la malvada Pepa de poseer para ella sola el jaulón desapareció cuando trajeron al loro Arturo.
Pepa como buena lora, levantó la cabeza y comenzó a parlotear para amedentrar a Arturo.
Arturito, que recién llegaba y no había podido ni siquiera abrir su valija y acomodarse, se encontró con la apabullante demostración de Pepa.
Ante esto, mirándola por arriba le dijo: che que piojo te pico?. ¿Quién te dio bola?.
Atónita Pepa le pregunta vos no sos peronacho?
A lo que Arturo le responde: No, Yo soy filósofo.
Pepa quedó muda, ¿con quién se iba a pelear?
Arturo abrió la valija y comenzó a sacar algunos libritos de filosofía loruna y se dedicaba las horas a pasearse taciturno con las alas a la espalda hablando solo.
Estudiaba los antecedentes sociales del movimiento cotorras peronistas, de la organización Loros por la Liberación y de los loros K y también, dado la pareja que le toco en suerte comenzó a observarla para poder hundirse en las interacciones del loros con los gorilas, cosa que le resultaba inexplicable.
Con el tiempo, Arturito, el filósofo empezó a mirar más allá de los límites de la jaula, mas allá de los barrotes que lo separaban de la libertad y vio un objeto de estudio nuevo, La Niña.
Cosa extraña, se decía Arturo, está en contra de todo. Observó el comportamiento de la relación madre-hija y Pepa y empezó a atar cabos.
Demasiadas mujeres, ¡se viene un quibombo, por eso se murió Pepe!. Entonces la única salida para seguir viviendo es hacerse el gil, mirar para otro lado y no darle bola a ninguna.
Artur (queda mejor que Arturo) dijo, con esto solo no va alcanzar, mejor me voy a hacer gay y a partir de eso las féminas, lo dejaron tranquilo a el y se mataron entre ellas.
PD: Esta es una historia real contada por la que en su momento fue la niñita pero con la impronta del que escuchó el relato. Por supuesto los loritos existieron, sus nombres eran esos y uno de ellos cantaba la marcha peronista pero no era Pepe era Pepa…y la mamá tampoco era mala como se relata.
Tenga en cuenta querido lector/a que de una historia real se hiso un cuento y los cuentos cuentos son,. Cualquier parecido con la realidad es pura casualidad!!!!
Edgardo R Ieraci


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